martes, 27 de marzo de 2007

HAY UNA LLAMA ENCENDIDA


Hace siete años me senté frente a mi computadora con la intención de escribir una historia sobre seres nacidos de la fantasía diaria (o tal vez no lo eran). Luego de ir y venir, tuve un manuscrito final entre mis manos. ¿Pero, qué podía hacer con él? Las vueltas de la vida me llevaron a conocer a Pat Alvarado de Piggy Press, escritora infantil y mi actual editora, a la autora Rose Marie Tapia...y un grupo de amantes de la literatura que se reunían bajo la agrupación de Letras de Fuego. Esa fue la rendija por la que me escabullí en el mundo literario panameño.
Hoy quiero rendir homenaje a un grupo que ha sabido darle acogida a nuevas voces en la literatura nacional, y fue padrino de muchos cuando vieron su primera obra publicada.

martes, 20 de marzo de 2007

Wendy


Tal como se lo prometí a Casilda, les contaré la historia de Wendy.
Llegó a nuestras vidas el pasado 31 de diciembre. La vi pasar frente a la casa, perdida, sin rumbo, fue como un relámpago, como si huyera de un vida que la atormentara. No le di importancia, mas al rato regresó y se echó frente a la sombra mirándome con ojos suplicantes.
Busqué agua y algo de comida para darle, y ella se acercó con timidez, como si no tuviera derecho a esos lujos.

He de decir que su mirada triste me removió el alma. En ese momento no pensé en adoptarla, sino que llamé a la Asociación Protectora de Animales, quienes la recogieron y al cabo de los días me llamaron para decirme que había sido atendida por un veterinario, pero que la notaban muy triste, si no estaba interesado en adoptarla.

Así fue como llegó. Tuvo que aprender a comer de un plato en lugar del basurero. A tomar agua en un envase, en lugar de un charco en la calle. Ya han pasado dos semanas y el cambio es notorio. Ya ladra, mueve el rabo, juega con mis sobrinos. Todavía le tiene miedo a ciertas cosas, como al agua (su primer baño fue una odisea), y a las cámaras fotográficas (razón por la cual no pude tomarle una foto en primer plano).

A veces la veo mirar con nostalgia la calle, como si de su tormento diario anterior extrañara también la libertad de ir y venir. Eventualmente le permitiré que salga sin la cadena, pero por ahora no quiero que se vuelva a perder, tiene que darse tiempo para saber lo que se siente ser amada y tratada bien, para entonces poder ir por la vida sabiendo que tiene un hogar seguro.
Saludos a todos.